Zona de Confort

Nuestra zona de confort engloba todo aquello que solemos hacer y no nos da miedo, así como las personas con las que convivimos o nos relacionamos, y en cuya compañía nos sentimos seguros a pesar de que no cumplan nuestras expectativas. Aquí nos acostumbramos a que las cosas sean de una determinada forma.

Algunos confunden zona de confort con felicidad y placer, y nada más alejado, es la zona conocida donde nos movemos con comodidad, es un refugio, pues nos sentimos “seguros” aunque con malestar, nos sentimos impotentes al cambio y al aprendizaje, anclados en el miedo, en la queja y en la insatisfacción, con ausencia de motivación.

“Mejor malo conocido que bueno por conocer” o “es preferible pájaro en mano que cien volando”, pueden ser nuestros saboteadores interiores, cuando afrontamos una situación adversa o buscamos prosperar en un entorno incierto, porque nos anclan en el pasado, el temor y la inmovilidad. Es un estado de justificación perfecto para no hacer, no crecer, no arriesgarse

Algunos ejemplos:
• Seguir dentro de relaciones abusivas por no querer enfrentar la vida, temor a la soledad o buscar una nueva pareja
• Seguir con una pareja que no nos causa problemas, pero a la que no admiramos ni nos atrae
• Mantenerse en el mismo trabajo aún cuando hay una gran insatisfacción
• Quedarse en un puesto laboral y no tentar a otro mejor por pensar que ya se tiene dominio del actual y no se quiere poner en riesgo lo que ya se tiene.
• Lamentarte de no practicar ejercicio y/o de no conseguir seguir una dieta
• Mantener los mandatos familiares por temor a disgustar a otros.
• No hablar con alguien que puede resultar interesante por evitar la ansiedad y el temor al rechazo